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… En mi acusación se me dice que era muy verisímil que todo lo que decíamos que eran Demonios era embuste y embeleco que yo y las demás abíamos hecho para lograr algunos fines de vanagloria y para poseher los ánimos de mis súbditas y otras personas graves. Cosa es esta que da vien a entender la presunción, pues si éramos treinta religiosas y las veinte y cinco eran cómplices, quales eran las súbditas a quienes quería ganar, porque de las cinco que quedaron las tres eran las mayores amigas que yo tenía, y para ganar los ánimos de los de fuera, mal embeleco era decir estaba endemoniada pues les dava más motivo a que huiesen de mí…

… Las acciones y palabras que decíamos quando estábamos poseídas del mal espíritu no fueron libres y de propio albedrío sino forçadas, compelidas a decirlas por causa interior y superior a nuestras fuerzas. No tengo que responder a todos los cargos que se me hacen de dichos y acciones a los quales sólo Dios puede responder por mí pues save mi coraçón y lo fuera que estube de los cargos que se me hicieron, puestos con tal trabazón y malicia que a mi raçón y verdad del suceso acobarda por no allar palabras para declararla. También se me hace cargo de un apostolado que el Demonio Peregrino dixo que avía de haver en once de nosotras; el mismo cargo me descarga porque si el Demonio lo dijo, qué culpa tengo yo. Quando esto dixo, el demonio estaba tanvién manifiesto en mí, y así no me acuerdo bien de lo que pasó…

… Nunca llegó a mi imaginación que fuese menester segunda redempzión, que la primera era suficiente para redimir mil mundos y que una sola gota de sangre vastaría para redimirlos, que tiene precio infinito; esto me enseñaron de niña, esto creí cuando pasavan estas cosas de que me acusan, esto creo ahora y daré mil vidas en defensa de esta verdad…

… Peregrino, que era él solo casi siempre el que de noche delante del Santísimo Sacramento se manifestaba, allí decía todas las cosas de mis cargos de la muerte del Papa y las demás cosas. Fray Francisco estava de hordinario disputando con él, y él le dava raçón de todo y hacía una exclamación a Dios y llorava unas lágrimas que es increhíble cómo eran, quexándose que le avía Dios mandado decir tales cosas…

… Algunas totalmente las tuve por mentira, en otras suspendí el juicio, ni podía decir será o no será, porque como naturalmente podían ser y no eran contra nuestra Santa fee, dexávalas correr. Fray Francisco de ordinario nos decía que eran padres de mentiras, que ellos no podían decir verdad pero que muchas veces se abía visto que compelidos de Dios la decían, y para esto solía gostar artos ratos en decirnos ejemplos de cosas que se habían visto que los demonios habían dicho parafines de la onrra de Dios y del vien de las almas y con ejemplos de la Sagrada escriptura, pero que era menester mucha atención para conocerlos, porque eran sus astucias grandes y que él estava siempre mirando…

… En el cargo que se me hace de oyr Dogmas y Doctrinas a fray Francisco de verdadero alumbrado como eran que los tactos y ósculos libidinosos no eran pecado y que antes ayudavan a la perfección, esto lo niego todo porque juro devajo de los juramentos que se pueden hacer que tal cosa no oy jamás y que toda la Doctrina que lo oy era la misma que enseña en los Púlpitos la Santa Madre Yglesia, y así en esta parte ni aun ignorancias confieso. Imprudencias sí que tuve, tantas y algunas acciones con menos atención que deviera que pudieran causar, a las que con malicia las miraron, juzgarlas menos puras de lo que delante de Dios, que save la intención más secreta del coraçón, fueron. Era persona que su trato ordinariamente era tan llano que a todas llamava de tú y tomaba las manos y llegava a los rostros, y esto tan enteramente y con tanta compostura y tanta severidad que a nadie vi jamás que reparase en ello asomo de pecado, por la opinión tan recivida como se ha visto en otros muchos Santos Religiosos que han hecho lo mismo, y a no tenerla yo, juzgara por muy mucho y desde mil leguas no lo consintiera…

… Bien savia que mientras se vive no está ninguno conservado en gracia, pero entendía que era uno de los varones perfectos que havía en el mundo, a él yba con quantas cosas me pasaban. Siempre dava gracias a Dios que me le abía dado, con esta fee nunca reparé en si eran malas o buenas las caricias que me hacía. Alguna vez podía ser que le llamase de tú, pero teníale tan grande reverencia que serían pocas veces. Conmigo tenía de ordinario tanta severidad que fuera largo de referir lo que me hiciera padecer, pero en espacio de ocho años que le traté nunca me dijo cosa por donde pudiesse juzgar su trato por impuro. Llamávame muchas veces mi Reyna, mi Chiquilla, y eso mismo llamava a todas…

… El primer año que le conocí me dijo un día estando hablando cosas matemáticas que luego que la ayas aprendido yo te enseñaré muchas cosas de Philosophia natural, y entre algunas cosas que me dijo fue cómo podía creer que es cosa natural que tiene menos vergüença una muger y un hombre desnudos que dos mugeres o dos hombres. Yo le dije, dificultosa cosa es eso de creer, dándome vergüença sólo el oyrlo. No me dijo más que esto y después en ocho años no me volvió a tomar palabra en la voca de todas estas, ni yo se la volvía preguntar…

… Quando me tomaba don Diego Serrano el dicho diciéndome lo malo que este Religioso hera, y asegurándole yo que nunca le avía oydo cosa mala me dijo que aría mucho serbicio a Dios si se acuerda de algo aunque lo tubiese por santo y bueno, que de una palabra a otra se colige la Verdad, y procuré hacer memoria de las palabras que le avía oydo y acordeme de esta y pedí audiencia. Diéronmela y híçola escribir y dijo al secretario diga que esto lo ha dicho y lo tubo por doctrina llana y asentada. Yo no lo tuve por doctrina, sino que lo oy que era secreto de naturaleza, ni le di crédito ni hice más caso y así lo depongo. Dijo él todo es uno, yo cay tan poco en la malicia que no repliqué. Quando la ratificación del dicho yo estava mui mala y cuando vajé vi allí dos frailes Dominicos, diome tanta vergüença que procuré recogerme interiormente y admitir nada de quanto me leyan. Desde que salí de casa para Toledo hice concepto de que no me habían de creer cosa que dixese. Sobre aquello respondía que pusiessen lo que quisieren que yo no sabía más de lo que decía…

… Llegándome a confesar, tenía necesidad de preguntarle algún escrúpulo y solía darme tanta vergüença el decirlo que decía no puedo, y algunas veces riñéndome de aquello me decía de qué tienes vergüença, quien viene en caridad no se turba ni tiene vergüença de confesarse de ninguna cosa. Como otras veces si entre nosotras abía algún disgusto nos reñía y diciéndonos que viviéramos en caridad solía muchas veces repetir una epístola de San Pablo que dice que la caridad todo lo sufre y a todo espera y no se alborota. Estas cosas no las decía enseñando torpeças como decían los cargos, sino corrigiendo nuestras faltas, esto es tan verdad que dejaré me agan pedazos antes que negarlo…

… En quanto a entrar dentro de la clausura a comer, no lo juzgué por malo porque el mal que teníamos era tanto que nos parecía imposible podernos averiguar si no era estando él presente. El darme los bocados mordidos es mucha verdad que yo solía pedírselo muchas veces porque, como me hace tanto mal lo que como, me parecía que con haver llegado a ello no me aría y con esta fee y devoción los comía. Artas veces experimenté mejorárseme el estómago, que la fe que yo tenía lo devía de hacer. Tomarme las manos y llegarme al rostro, es verdad, lo hizo algunas veces en el modo que lo he dicho arriba, pero las demás del cuerpo es engaño; alguna vez estando dando gritos del estómago que siempre padezco, le pedía me le santiguase, esto era sobre los vestidos. También teniendo una fuente de una pierna mui mala estando en casa de mi madre le pedí me la santiguase, estando con el recato que para que el cirujano me la curase ponía. No solo no le oy las palabras que dicen mis cargos sino tan contrarias que siempre nos estava diciendo la compostura y recato que las Religiosas deven tener en acciones y palabras…