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Del estudio de la metafísica, (…) pasé a las ocupaciones del espíritu más violentas para el equilibrio de los nervios. Gasté aterrorizadas noches inclinado sobre volúmenes de místicos y de cabalistas, que nunca tenía paciencia para leer del todo de otra manera que intermitentemente trémulo y (…)
Los ritos y las razones [285] de los Rosacruces, la simbología (…) de la Cabala y de los Templarios (…) -sufrí durante mucho tiempo la cercanía de todo eso. Y llenaron la fiebre de mis días especulaciones venenosas, de la razón demoníaca de la metafísica -la magia (…) la alquimia- y extraje un falso estímulo vital de sensación dolorosa y presciente [286] de estar siempre como al borde de saber un [287] misterio supremo. Me perdí por los sistemas secundarios, excitados, de la metafísica, sistemas llenos de analogías perturbadoras, de trampas para la lucidez, que disponen paisajes misteriosos donde reflejos de lo sobrenatural despiertan misterios en los contornos.
Envejecí por las sensaciones… Me gasté disfrutando de los pensamientos… Y mi vida pasó a ser una fiebre metafísica, siempre descubriendo sentidos ocultos en las cosas, jugando con el fuego de las analogías misteriosas, procrastinando la lucidez integral, la síntesis normal para […]se.
Caí en una compleja indisciplina cerebral, llena de indiferencias. ¿Dónde me refugié? Tengo la impresión de que no me refugié en ninguna parte. Me abandoné pero no sé a qué.
Concentré y limité mis deseos, para poder elaborarlos mejor. Para llegar al infinito, y creo que se puede llegar allí, es preciso que tengamos un puerto, uno sólo, firme, y partir de él hacia lo Indefinido.
Hoy soy ascético en mi religión [288] de mí mismo. Una jícara de café, un cigarro y mis sueños substituyen bien al universo y a sus estrellas, al trabajo, al amor, hasta a la belleza y a la gloria. Casi no tengo necesidad de estímulos. Opio tengo yo en el alma.
¿Qué sueños tengo? No lo sé. Me he esforzado en llegar a un punto donde no sepa ya en qué pienso, en qué sueño, qué visiones tengo. Me parece que sueño cada vez desde más lejos, que cada vez sueño más lo vago, lo impreciso, lo no susceptible de visiones.
No tengo [289] teorías respecto a la vida. Si es buena o mala, no lo sé, no lo pienso. A mis ojos es dura y triste, con sueños deliciosos por medio. ¿Qué me importa lo que es para los demás?
La vida de los demás sólo me sirve para vivirle a cada uno la vida que me parece que les conviene en mi sueño.