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Muchas veces, para entretenerme -porque nada entretiene como las ciencias, o las cosas con aire de ciencias, usadas fútilmente-, me pongo escrupulosamente a estudiar mi psiquismo a través de la forma como lo encaran los demás. Raras veces es triste el placer, a veces doloroso, que esta táctica fútil me produce.
Generalmente, procuro estudiar la impresión general que causo en los otros, /sacando conclusiones/.
En general, soy una criatura con quien los demás simpatizan, con quien simpatizan, incluso, con un vago y curioso respeto. Pero ninguna simpatía violenta despierto. Nadie será nunca conmovidamente mi amigo. Por eso pueden respetarme tantos.