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Sherrilyn Kenyon

Una Vez Al Claro De Medianoche

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Upon the Midnight Clear

La manera de vencer al hombre enojado es con la gentileza, al hombre malo con bondad, y al avaro con la generosidad y al mentiroso con la verdad.

~Proverbio Indio~

Suena bien, ¿verdad? Si solamente las personas y la vida fueran tan jodidamente fáciles. Creedme, hace falta más que un tierno bizcocho para domesticar a un león hambriento. Y todo es diversión y juegos hasta que alguien sale herido. Entonces es la guerra.

~ Savitar, Dios Chthonian.~

PRÓLOGO

Dolor sonrió cuando finalmente sintió la llamada de su anillo de convocación. Durante incontables siglos había estado dormido, maldito, esperando por otro humano que le crecieran lo bastante los testículos como para despertarle. Cómo odiaba a la diosa de los Sueños, Leta, por sus habilidades para atraparle en ese destino. Para hacer de perro faldero de un simple mortal. Ahora la zorra lo pagaría.

Pero primero tenía que pactar con este patético mortal que tenía temporalmente poder sobre él.

Echando la cabeza hacia atrás, permitió a su parte consciente viajar a través de la oscuridad hasta emerger como una aparición ante su convocador.

– ¡Ves! ¡Te dije que funcionaría!

Dolor frunció el ceño ante el pequeño y redondo hombre que tenía unos pequeños y brillantes ojos azules, gafas, y una calva que brillaba bajo las abrumadoras luces fluorescentes. Se sentaba cercano a un hombre alto que llevaba el pelo rubio muy corto. Sus ojos verdes eran fieros se reflejaba locura y rabia.

Y aquellos ojos verdes se entrecerraron sospechosamente en Dolor.

– ¿Quién eres?

Dolor bufó ante la estúpida pregunta.

– Tú me convocaste. ¿No lo sabes?

El humano jadeó cuando el hombre más bajo se subió las gafas sobre la nariz con el índice. Se quedó con la boca abierta cuando miró al hombre más alto.

– Ves, te lo dije, Donnie. El libro de hechizos y el anillo funcionó justo como había dicho Mark que lo haría. Te dije que Mark era un genio en todo esta extraña materia de ocultismo. Nunca se había equivocado antes. Ahora dile al dios dolor a quién quieres castigar y lo hará.

– Por un precio-.añadió Dolor, recordándoles que allí había más que traerle del éxtasis, leer sólo las líneas del libro y llevar su anillo vinculante. Ahora mismo, la mayoría de sus poderes estaba todavía atados por la maldición de Leta.

El hombre rubio se cruzó de brazos y le dedicó una malvada y engreída mueca pagado de sí mismo.

– ¿Qué precio?

Dolor se encogió de hombros con indiferencia como si el supuesto precio no fuese nada.

– El precio de la venganza-un sacrificio de sangre. Necesitaré que mates a alguien para despertarme de mi sueño.

El llamado Donnie asintió como si estuviese de acuerdo con los términos. Un instante después, sacó una pequeña cuchilla del bolsillo trasero y cortó la garganta del hombre que estaba a su lado. El hombre más bajo intentó gritar, pero el corte era demasiado profundo para permitirlo.

Dolor arqueó una ceja cuando el hombre más bajo cayó al suelo, agarrándose el cuello y dando tirones hasta que finalmente la muerte lo reclamó. Donnie simplemente lo vio morir sin un simple signo de remordimiento o sentimiento por la persona que había sido su compañero de celda durante los últimos dos años.

Bien. Dolor necesitaba a alguien así de desalmado para ayudarle.

Sonriendo, aplaudió al humano.

– Encantador gesto, pero no lo que necesito.

Donnie curvó el labio.

– ¿Qué quieres decir?

– Hay un ritual, estúpido. No regresaré sin…-.Dolor vaciló en revelar demasiado por temor a asustar al humano,- ciertos requerimientos.

– ¿Y son?

De nuevo, Dolor vaciló, pero no había otra manera de que el humano despertase los poderes de Dolor.

Con un poco de suerte el humano continuaría siendo despiadado y frío.

– La sangre de alguien querido. Debes ofrecerme a alguien importante para ti y debes recitar mi maldición mientras lo haces. Cuando las palabras estén dichas y ellos muertos, mis poderes se desatarán y seré capaz de entrar en este mundo.

Había algo más allá de eso, pero el humano no necesitaba saberlo hasta su debido tiempo.

Lo primero era lo primero. Si Dolor podía conseguir ese sacrificio, el resto sería más fácil… siempre que el humano fuese serio en lo de su venganza.

Donnie frunció el ceño escépticamente.

– ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?

– ¿Por qué mentiría?

– Por que todos lo hacen.

Y él lo sabía. Eran las mentiras y la decepción lo que habían lanzado a ese pedazo de basura a prisión. Dolor le dedicó una apaciguadora, pero nada sincera, sonrisa.

– Cierto, pero quiero mi libertad tanto como tú.

Donnie bufó.

– Ya he visto esta película algunas veces. Me matarás una vez estés libre, ¿no es cierto?

Dolor se rió.

– Mi veneno no es para ti, pequeño humano. Tengo mi propia persona a la que sangrar. Por culpa de ella, tengo que hacer que tú me des órdenes primero. Después y sólo entonces seré libre para exigir mi propia venganza. Créeme, vivirás mucho tiempo una vez me haya ido.

Porque vivir con las acciones que había tenido que llevar a cabo para liberar a Dolor era la peor cosa que Dolor podía hacer por este humano y desde que él era el dios del dolor…

Dolor sonrió y esta vez sin fingir.

Donnie dio un paso sobre el cuerpo para acercarse a la brillante forma fantasmal.

– He estado esperando por esto demasiado tiempo. Desde el día en que fui arrestado, he estado intentando cosas, todo lo que pude y nada ha funcionado. Lo que quiero más que nada en este mundo es a mi hermano muerto y quiero que sufra inimaginables miserias antes de morir. Estamos hablando de dolor de proporciones bíblicas. Del tipo que esté gritando pidiendo piedad y rogándome que lo mate para acabar con esto mientras me río ante su agonía. ¿Puedes hacerlo?

– Esa es mi especialidad.

Donnie sonrió ante la locura que llameaba en lo profundo de sus ojos.

– Entonces dime que tengo que hacer para liberarte. Haré cualquier cosa para ver sufrir y morir a mi hermano, y quiero decir cualquier cosa.

Dos días después

Vestida con una larga, y flotante túnica griega, Leta se despertó con un agudo grito. Le tomó varios segundos aclimatarse a sus alrededores. Todavía estaba en su mullido diván, durmiendo en la sala de los espejos en el Olimpo.

Pero algo iba mal. Podía sentirlo. La oscura mano del mal resbalaba sobre su cuerpo con un toque inconfundible.

Dolor, el más vil de todos los dioses, había sido convocado de regreso al reino humano lo cual había provocado su propio despertar. El dios del dolor había sido capturado hacía siglos por Leta quien luchó contra él hasta que ambos estuvieron sangrientos y agotados. Habiendo Zeus prohibido matarle de ninguna de las manera, se había visto forzada a atraparle de modo que nunca hiciera otra vez lo que le había hecho a ella.

Y una vez hubo sido atrapado, se había puesto a si misma en éxtasis para sanar y esperar el momento cuando él se despertara.

Ahora alguien había pronunciado lo que nunca se debería pronunciar otra vez. Aspirando profundamente, permitió que sus enterrados recuerdos la asaltaran.

¡Malditos fueran! Los estúpidos humanos no tenían idea de lo que habían desatado. El dolor no se contentaría con atacar sólo a la persona tras el que lo habían enviado. No, era sanguinario y despiadado. Dolor no respetaba nada y nadie era inmune a Dolor.